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“Pedro Lindez, poco resolutivo, inestable y en blanco y negro”
29 Oct, 2020. Sin categoría. Posted By: Concha

El escultor Pedro Lindez expone en la Sala Arrabal & cía de Granada, del 9 de octubre al 7 de noviembre. Bajo el título “Poco resolutivo, inestable y en blanco y negro”, Lindez presenta una serie de 14 composiciones minimalistas creadas en acero inoxidable sobre paspartú blanco bajo el signo de la abstracción geométrica. Con la denominación de bajo relieves, las obras recrean un universo personal a partir de la manipulación precisa y minuciosa de materiales industriales, enseña de un escultor experimentador, reacio a seguir por los caminos trillados del arte.

El proyecto tiene su origen inequívocamente en el imaginario paisajístico del artista, y en concreto en la observación de Apaisaje, un relieve creado con una simple plancha de cartón expuesta en “La rueda de la vida”, en Pedro Martínez, su tierra natal. Pedro Lindez da una vuelta de tuerca a este referente para realizar la serie reciente con un material más contundente: el acero. Inclusive se plantea la idea de trabajar con la plancha total. A partir de este modelo diseña cada pieza con la intención de crear otras formas rotundas sin apenas intervenirlo.

Gastón Bachelard en su Poética del espacio señala “Dar un espacio poético a un objeto es darle más espacio que el que tiene objetivamente”. Lindez se inspira en el paisaje del altiplano andaluz para expresar con valores físicos la espiritualidad que contienen aquellos lugares guardados en la memoria, campos casi desiertos raramente alterados por la descarga de una tormenta. Alguna obra recuerda episodios vividos, por ejemplo “Alegrías”, similar a la figura cubista de un arlequín. Otras obras son esencialmente una declaración de respeto hacia grandes maestros pintores y grabadores. Así es El sombrero de Goya, y, en un contexto más cercano, Paseo, dedicada a Manuel Ángeles Ortiz, cuya obra en opinión de Rafael Alberti, ha sido “la más fiel a la luz andaluza”. Pedro Lindez medita sobre la luz y la materia, estudia y observa con atención la beta sutil del acero para dar un sentido a la obra con sus tenues brillos, sus luces y sus sombras.

La serie actual apunta a una fuerza mayor, la de no rendirse ante la dificultad de integrar la belleza en las formas más simples y culminar el reto planteado. Algo parecido a las reglas del trabajo formuladas por Albert Einstein: “Del desorden encuentra simplicidad; De la discordia encuentra armonía; En medio de la dificultad yace la oportunidad”. Su obra es una manifestación preclara de un compromiso con el arte, una actitud ante la vida, una filosofía y un comportamiento ético reflejado en la utilización máxima de los materiales y en el uso responsable de los mismos. “Es una cuestión de principios”. Toda su trayectoria es la extensión de una idea persistente, la búsqueda de lo real-esencial a través de la materia y de la forma. Su obra “Elimina el desorden físico. Y lo más importante, elimina el desorden subjetivo”.

En esta etapa de su carrera con un discurso no exento de provocación conceptual- ya el título de la exposición revela un carácter autocrítico aparentemente negativo- que podría suscitar controversia si no estuviera avalado por el alto grado de creatividad, poética y reflexión que contiene en un afán sensible de satisfacción y de expansión. Este confidencial conjuro ofrece piezas tan ilustrativas como NO MIEDO, un disco que al girar figuradamente es transformado en ON, signo de acción y prueba innegable de la dedicación  del artista al diseño gráfico. En Juego deforme, hábilmente juega con las formas y con las palabras; y, en Giro sobre falta de forma, la curva y la recta aparecen unidas como en los cuadros de otras etapas. Nada queda a la improvisación en estos bajo relieves de códigos contemporáneos, metáforas visuales del pasado, relatos  gráficos construidos en un tiempo presente.

La exposición muestra una diversidad de planteamientos formales bajo la óptica de un escultor contemporáneo innovador. En este sentido, la pieza Rayoso, movimiento de traslación, una composición de bandas paralelas de acero sería un cuadro cinético si el movimiento implícito fuera físico. El efecto de la luz juega un factor determinante en el acero satinado de naturaleza fría transformado en objeto de apariencia dorada con las cualidades de un material más cálido. Lindez conoce el comportamiento del acero inoxidable -anteriormente lo ha intervenido y mezclado en esculturas realizadas en acero corten y acero espejo-. Si no fuera por la rotundez de sus planteamientos estéticos podría decir que hay una intención de perpetuar la materia, integrarla en el plano, ordenarla sobre un soporte blanco enmarcado en madera negro mate. Sin el más mínimo género de duda y con precisión calculada, el objeto de acero aparece enmarcado a sangre acentuando el constructivismo en Esencia, ausencia, presencia.

Un ejemplo de la poética en el arte lo vemos en Flor Guerrero, una de las obras más bellas de la muestra sobre la que Lindez expresa: “Fue de las últimas, cuando me ponía a diseñar a conciencia. Primero imagino la forma completa, en este caso, una cápsula, y, después compongo con ella y con el espacio del cuadro”. Flor Guerrero está dedicada a su hija Sara que cumple años el mismo día de la apertura de la exposición.

Percibo en la muestra de Pedro Lindez algo edificante que me recuerda una de las afirmaciones del gran maestro e inventor Leonardo Da Vinci: “la simplicidad es la sofisticación definitiva”.

Concha Hermano.

 

 

 

 

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